Ovidia Bretón de Sanó nació
el 1 de abril del año 1933, en la comunidad los Arroyos de San Francisco de Macorís.
Fueron sus padres Miguel Breton (Gelo) y Olimpia García. Era la cuarta de 11 hermanos,
de los cuales 6 eran de padre y madre y 5 solo de padre.
Quedó huérfana de madre cuando
apenas tenía 6 años. Fue criada por su madrina, en una comunidad muy distante
del pueblo. Desde pequeña tuvo que asumir responsabilidades domésticas y apoyar
la crianza de las niñas menores de la casa, sembrar en el campo y criar animales,
por esta razón no pudo estudiar, ni participar en ningún tipo de actividad
social o recreativa. Sus únicas actividades fuera de la casa eran la visita a
la iglesia católica, donde se formó en la doctrina cristiana.
A los 16 años empezó a
vivir con su hermana mayor, Ramona Bretón, quien había formado familia y se la había
llevado para facilitarle la vida.
A los 18 años conoció a
Emilio Sanó y a los 19 se unió con él en matrimonio.
Apenas tenía 20 años
cuando tuvo su primer embarazo. Los siguientes 10 embarazos se desarrollaron a
lo largo de los siguientes 20 años de su vida. Por lo que el ultimo y onceavo
embarazo fue a los 40 años en el 1973.
De los 11 embarazos logró
la sobrevivencia de 9 hijos, 5 varones y 4 hembras. A todos los crió y educó
con imposición de reglas y amor. Tambien le infundo la fe cristiana desde niños.
Esto lo hacía con su propio ejemplo de vida y con la formación que recibían en
la iglesia. Ella no toleraba ni el robo ni la mentira.
Se caracterizaba por su alta
sensibilidad con las personas enfermas y las carentes de alimentos.
En el barrio se desempeñó
como médico, enfermera, partera, pediatra, veterinaria, psicóloga, modista y
asistente social. Tambien como misionera de la palabra de Dios, ya que pertenecía
al movimiento Eclesial Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. Desde este grupo
no solo oraba, también visitaba a los enfermos y los ayudaba en sus medicinas,
higiene y cuidado.
Padeció de diversas enfermedades
tales como: presión arterial, diabetes, inflamación de las tiroides, calculo renales,
osteoporosis, escoliosis, neumonía, cáncer y otras.
Todas estas afecciones
las soportó y las enfrentó. Nunca permitió que las mismas les quitaran su buen
humor, ni sus actividades de iglesia y de asistencia.
Ella era el centro de la
familia. Recibía con agradó a los hijos, nietos, yernos, nueras y los amigos de
sus hijos, a los cuales adoptaba como hijos. Ayudaba a la crianza de sus nietos
e inclusos a niños de vecinos que requerían ayuda.
A los 92 años ya contaba
con 27 nietos, 29 biznietos y 4 tataranietos.
Una familia numerosa, de la
que ella se sentía orgullosa, ya que todos siguieron los pasos de las enseñanzas
que ella implantó. Tambien se sentía ser una persona privilegiada, al tener la
oportunidad de ver crecer y desarrollarse a sus descendencias en 4 generaciones.
Todos les decían, “Mama
Ovi”
Ella junto a su esposo
Emilio le impregno a sus hijos la fe en Dios y el servicio al prójimo.
A pesar de la carencia económica,
siempre le alcanzaban sus recursos, para socorrer a alguien con mas necesidad.
En los tiempos en que sus
hijos eran hombres y mujeres, entonces desarrollaba sus propios “proyectos de
ayuda” como ella le llamaba. Todos los meses distribuía parte de lo que recibía
en personas y familias con grandes necesidades.
Con su buena práctica,
ella logró influir altamente en sus hijos. Siempre le decía que había que hacer
el bien y ayudar a los necesitados con amor y luchar por la justicia.
Por estas
razones todos los que las conocían la querían.
En el barrio muchos iban
por una taza de café o un plato de comida. Nadie sabe de dónde la sacaba. Si no
tenía nada, algo se inventaba, pero la gente no se iba con hambre.
Su rostro se confundía entre
paz y alegría. Era muy jocosa. De cualquier tema se inventaba un chiste. Al que
pasaba un rato con ella se le cambiaba la tristeza por alegría.
A ella le gustaba mucho
pasear y visitar a parientes y lugares de recreación. Decía yo siempre tengo mi
bolso preparado para salir. Sus hijos la complacían en todo lo que podian.
Después de una ardua
lucha por la vida, se despidió físicamente de la vida 13 de octubre pasado. Pero
su espíritu y su legado están presentes en nuestras vidas.
Sabemos que esta en los
brazos del señor.