“Yo
quiero a ese morenito que está ahí”
Así dijo Ranko Zeravica cuando recomendó el
fichaje de Sibilio al Barcelona
Invitado. Antonio Sibilio mientras ofrecía
declaraciones en el Café Deportivo de LISTÍN DIARIO, a los redactores Alex
Rodríguez y Freddy Tapia.
Freddy
Tapia
Santo Domingo
Antonio -Chicho- Sibilio recuerda como hoy
cuando en septiembre de 1975 durante el primer viaje que hizo con la selección
dominicana, el entrenador del FC de Barcelona, el serbio Ranko Zeravica, lo vio
en España y recomendó su fichaje, una decisión que no tardó mucho en
dimensionarlo como jugador y como persona.
El joven jugador estaba próximo a cumplir 17
años y acababa de tener su primera experiencia con la selección dominicana en
Centrobasket 75.
Los directivos del FC Barcelona estaban
fascinados con las referencias y lo poco que habían visto de Hugo Cabrera, pero
el criterio de Zaravica, campeón del mundo con Yugoslavia en 1970 y olímpico en
1980, pesó demasiado.
“Yo quiero a ese morenito que está ahí”,
manifestó el veterano entrenador mientras señalaba a Sibilio, quien previamente
había sido cortejado por su compañero Héctor Báez para que fuera a estudiar a
Fordham University, Estados Unidos, “que es la mira, el camino al que nos vamos
todos”.
“El objetivo de los directivos del Barcelona
era Hugo, que es el jugador formado completo... excelente jugador”, revela
Sibilio de impecable dicción y algo del acento español fruto de los casi 20
años que residió en la Madre Patria.
“Chicho es un morenito espigado, un
proyecto”, reconoce.
La decisión final fue difícil de tomar. Llegó
en febrero del año siguiente por intermediación de Humberto Rodríguez, su
entrenador en la selección y quien se había ganado el respeto de la familia,
así como de Pey Rincón, su primer mentor en Haina.
El acuerdo se logra con la condición de que
Sibilio –el menor de los siete hijos procreados por don Antonio, para esa época
jefe de vías férreas del ingenio Central Río Haina, y Plasenta– fuera a España
como un niño a una casa de familia, que resultó ser la Pepe Tous, y no como un
jugador profesional.
Impacto
“El cambio de vida fue duro, muy duro.
Primero cambié como jugador, cambié de cancha, pero seguía pensando como
dominicano y por eso cuando vengo me quiero quedar en República Dominicana. No
me acostumbraba a la vida española”, rememora.
“Yo salto, sin desmerecer, de Haina, pero de
Haina del 75, no de la Haina de ahora, a Barcelona, una de las mejores ciudades
de España para vivir”, subraya.
“Sigo siendo un muchachito con las hojas
encima.
Llego a un sitio que hablan el mismo idioma
que yo, pero no me entienden hablando, no tenemos temas”, recalca Sibilio,
ahora con 54 años.
A él le llamó la atención que en el primer
día que se integra al equipo juvenil del FC Barcelona la marcada diferencia que
había entre sus viejos y lo que habrían de ser sus nuevos compañeros.
“En Santo Domingo (en la selección) tengo a
once negros, igual que yo, y a un blanco que es Aldo Lerschron”, señala
sonriente. “En España, cuando llego al vestuario, tengo a once blancos y el
único negro soy yo”.
No obstante, es en 1976, luego de jugar su
primer torneo con el Barcelona, que regresa al país, y luego de participar con
los Astros de Montecarlo en el torneo superior distrital, que aquilata el
cambio social que ha hecho.
“Vuelvo a República Dominicana y es cuando
empiezo a comparar las opciones que tengo allá, entonces me doy cuenta que
indiscutiblemente debo coger las maletas e irme a Barcelona”, manifiesta el
otrora delantero de 6-7 de estatura y “las manos más sensibles para tirar” al
decir de Leandro de la Cruz, antiguo compañero suyo con los Astros y luego su
entrenador en ese conjunto.
A finales del 76, ya con el equipo de primera
división del Barcelona, toma parte en la Copa del Rey y desde entonces se
convierte en un jugador de primera línea que habría de hacer historia en España
y toda Europa vistiendo el uniforme de esa nación.
LA MEJOR DECISIÓN
Otro momento triste y de gran impacto en la
carrera de Sibilio ocurrió al año siguiente en el marco de Centrobasket ‘77,
que tuvo lugar en Panamá.
El primer día el equipo dominicano tenía
previsto debutar contra Islas Vírgenes y Chicho ya estaba vestido para jugar.
Previo al partido llega la notificación de Fiba-Europa dando cuenta que Sibilio
había aplicado para nacionalizarse español y si jugaba corría el riesgo de
echar para atrás esos planes.
Humberto Rodríguez y Faisal Abel,
entrenadores de la selección nacional, así como Leo Sabater le aconsejaron que
no debía jugar por el bien de su incipiente carrera.
“Me
sentí muy triste, pensando como jugador, pensando en mi país. Teníamos una
selección bien preparada e iba como una de las figuras del equipo”, apunta.
“Yo creo que esa no incursión mía unió más al
equipo. Yo me quedé con ellos, dándole ánimo, nunca me aparté”, evoca sobre un
colectivo que conquistó la medalla de oro, una de las más importantes y
celebradas en la historia del deporte dominicano.
Ver los juegos desde la banca le resultó
difícil, pero le resultó favorable para su carrera.
“Lógicamente, viendo el resultado ahora yo
estoy contento con la decisión tomada”, argumenta ahora desde una mejor
perspectiva y con la serenidad y experiencia que suelen acompañar a los años.
Chicho
aboga para que el basket RD sea reestructurado
La reglamentación y organización del
baloncesto en la República Dominicana debe tener como principal protagonista al
Estado con la ayuda de la LNB, la Federación y las asociaciones.
Antonio -Chicho- Sibilio, uno de los más
grandes baloncestistas de todos los tiempos, entiende que es hora de que el
basket dominicano sufra una “reestructuración” completa.
“El estado, principalmente, debe tener la
responsabilidad de reglamentar y organizar, no solo el baloncesto, sino todo el
deporte en sentido general tras un gran diálogo individual para cada
disciplina”, señaló el ex selección de España y República Dominicana al
participar en el Café Deportivo de la sección El Deporte de LISTÍN DIARIO.
Entiende que la Liga Nacional de Baloncesto
(LNB) también puede colaborar ya que “tiene el dinero” y la estructura, pero
para su éxito a largo plazo necesita tener jugadores de calidad.
“Por ejemplo, la cantera de Puerto Rico no
está en Estados Unidos. Ellos crean su propia base en la Isla. Se gastan hasta
800 mil dólares de jueves a domingo para concentrar a un grupo de jugadores con
seis entrenadores”, expresa Sibilio.
Señala que en el país es difícil exigir a un
joven con talento y condiciones que se pase dos o tres meses entrenando con la
selección nacional cuando le están ofreciendo 10 mil ó 15 mil pesos por partido
en un torneo superior del interior.
“Un jugador de 18 años en República
Dominicana juega tres partidos al año con árbitro y ninguno con pizarra. En
Puerto Rico, jugaría 200 encuentros”, revela el ex especialista en el tiro de
tres que comenzó su carrera como un centro rebotero.
Cree que si la selección dominicana clasifica
para los Juegos Olímpicos de Londres podría ser la oportunidad para “relanzar
el baloncesto”.
“Lamentablemente la selección ahora viaja y
ya no vuelve. El jugador no tiene el estímulo directo del fanático que lo
aborda en las calles para felicitarlo y demostrar su orgullo por lo que hace”,
reflexiona.
Sibilio aboga por una reevaluación de los
“mal llamados” torneos superiores que, a su parecer, deben salir del control de
las asociaciones, quienes se deberían concentrar en el fomento de las
categorías menores.
“Debemos tener un marco competitivo que
permita dedicar dos meses al año solamente a la selección nacional, que podría
ser entre julio y agosto, que en cada categoría se pueda salir del país, ir a
Estados Unidos y Europa, experimentar diferentes sistemas y formas de juego
para poder aspirar a grandes cosas”, considera Chicho
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