No debemos olvidar que ha sido el mismo ministerio público, representado
por el procurador Domínguez Brito y la fiscal del distrito Yeni Berenice
Reynoso quien han instrumentado los cargos contra Félix Bautista, y fueron esas
mismas personas las que archivaron el expediente contra Leonel Fernández
presentado por Guillermo Moreno
“Que fluya el
derecho como agua y la justicia como un río inagotable” (Am 5,24).
Si hacemos un poco
de memoria histórica sobre la historia geo-política de este territorio nuestro,
desde la llegada de los colonizadores europeos, podemos afirmar que el pueblo
originario de la isla siempre ha estado sediento de justicia, de transparencia
y de una distribución equitativa de las riquezas, que son patrimonio de todas
las personas que habitan en el territorio isleño. Y siempre ha habido
personas, grupos de personas, movimientos y coaliciones que han buscado
los mejores intereses de las mayorías populares.
En la historia
nuestra ha habido voces significativas que se han alzado en defensa de los
mejores intereses públicos; de los derechos de las personas más abusadas,
excluidas y empobrecidas. Recordemos la voz profética de Montesinos, la
rebelión indígena contra la explotación de los conquistadores, la
rebelión e indignación negra, la creación de manieles y palenques y la
creación, como consecuencia, del Estado haitiano; el pensamiento inspirador de
Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, la gesta patriótica de los restauradores;
las intuiciones pedagógicas de la escuela Normal fundada por Eugenio María de
Hostos y del Instituto de Señoritas gestionado por la poetisa Salomé Ureña,
como espacios de formación de la conciencia ciudadana. En el siglo XX,
podemos destacar la rebelión de los llamados gavilleros ante la invasión
norteamericana de 1916-1924; los liderazgos que enfrentaron los desmanes de la
tiranía trujillista; la frescura de la constitución y el gobierno de Juan
Bosch del 1963, la revolución constitucionalista del 1965; y, en
las últimas décadas, el enfrentamiento de los desatinos de los gobiernos de la
época post-trujillista, liderados por los líderes partidarios del PRSC, PRD y
el PLD.
En ese recuento
histórico debemos destacar, además, una historia de desfalco, de violencia
institucionalizada, de impunidades y de complicidades entre las que podemos
destacar todo lo relacionado con la masacre realizada por los
colonizadores-invasores europeos, las etapas del trabajo esclavo de los negros
y negras, los gobiernos caudillistas y conservadores tanto del pueblo haitiano,
como del pueblo dominicano.
La coyuntura
histórica actual coincide con una etapa de declive del proyecto neoliberal
capitalista, que prioriza los intereses de las oligarquías transnacionales y
nacionales sobre las políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de
vida de los grupos mayoritarios de nuestras sociedades isleñas, caribeñas y
latinoamericanas. En República Dominicana eso se manifiesta en la imposición de
una economía fundamentada en servicios (turismo, zona franca, exportación de
mano de obra barata) de explotación y exportación de minerales, de puente
para el tráfico de drogas, que tiene en el mercado norteamericano y europeo sus
principales centros de venta y consumo.
Es en ese contexto
en que el pueblo dominicano se pregunta si habrá finalmente justicia en el caso
de quienes han desfalcado el Estado Dominicano y al pueblo dominicano y
han pretendido convertir el territorio en un feudo al servicio de sus
intereses, irracionalidades y desafueros. Quienes han promovido el “borrón y
cuenta nueva” o el “no tirar piedras hacia atrás”. Por otro lado, conocemos ya
lo que ha pasado con los banqueros desfalcadores de los bienes del Estado.
Algunos fueron por un tiempo a la cárcel, es verdad; sin embargo la magnitud de
los hechos hubiera requerido una pena mayor y una real indemnización al Estado
y al pueblo dominicano. Además, de que una buena parte de los bienes adquiridos
con el desfalco de dinero de los ahorrantes no fueron confiscados ni
incorporados al patrimonio nacional.
El expediente que
se le ha elaborado desde la procuraduría de la República al actual senador de
la República Félix Bautista significa un hecho inaudito en la historia judicial
del país. ¿Significa eso que habrá justicia? Eso está por verse. No obstante, es
importante que esto se haya hecho, a pesar de que es tal la magnitud del
desfalco al Estado, que el dinero envuelto en este caso sólo representa
una pequeña parte del dinero envuelto en la corrupción. Uno sabe,
además, que este expediente podría estar involucrando a muchas otras personas,
comenzando por el que fue presidente de la República, cuando ocurrieron los más
grandes casos de corrupción de los últimos tiempos.
No debemos olvidar
que ha sido el mismo ministerio público, representado por el procurador
Domínguez Brito y la fiscal del distrito Yeni Berenice Reynoso quien han
instrumentado los cargos contra Félix Bautista, y fueron esas mismas personas
las que archivaron el expediente contra Leonel Fernández presentado por
Guillermo Moreno, por montar una Fundación utilizando fondos de contratistas
del Estado; incluyendo entre ellos, como uno de los principales colaboradores,
a Félix Bautista, quien fungió como juez y parte, como secretario de Estado y
al mismo tiempo como contratista de las obras del Estado.
En la actualidad
tenemos una ocasión propicia para que se dé, por primera vez en la historia
nacional, un juicio contra un funcionario acusado de desfalco del Estado, como
Félix Bautista y que involucra a toda una corporación, que según la
reciente encuesta Penn, Schoen & Berland ha liderado un gobierno que ha
contado con los funcionarios más corruptos de la etapa post-trujillo-Balaguer y
que ha sido probablemente uno de los gobiernos más corruptos de la historia
nacional.
Las reacciones de
rechazo a Leonel Fernández, Víctor Díaz Rúa, a Félix Bautista y compartes
en Nueva York, y en South Beach. Así como los juicios populares contra Leonel
Fernández que se hicieron a finales del 2012, cuando ocurrió el déficit fiscal
de más de 200,000 pesos, así como las protestas de grupos juveniles frente a la
sede central de Funglode; la protesta realizada en el lugar en donde Leonel
Fernández y sus seguidores montaron un espectáculo de auto-validación, con la
excusa de dar una entrevista guiada por un periodista extranjero; la presencia
de jóvenes en frente del Teatro Nacional en donde se aperturaba el festival de
cine promovido por Funglode en esta semana; la protesta ante la presencia de
Leonel Fernández en la OEA, entre otros, indican que el movimiento de protesta
e indignación contra quienes desfalcaron al Estado va en crecimiento.
Las reacciones de
ese grupo de corruptos ante la expresión de indignación serán cada vez más
violentas; de ahí se explica la violencia ejercida a finales del 2012 contra
los jóvenes que se apostaron junto a Funglode para denunciar las consecuencias
del enorme déficit fiscal y el consiguiente “paquetazo fiscal”, implementado
por el actual gobierno para intentar equilibrar la balanza de la economía
nacional. Eso lo confirma, también, la escena del re aparecimiento de los ya
llamados “paleros de Leonel” golpeando a periodistas y a manifestantes. Pues
cuando no hay razones para defenderse con la razón, la única salida a la que se
suele apelar es a la más burda violencia.
La lucha contra los
desatinos de la oligarquía gobernante, como haber intentado desnacionalizar a
más de 200,000 dominicanos y dominicanas de origen haitiano, el haber
construido cortes al servicio de los intereses de la oligarquía nacional,
como el Tribunal Constitucional y El Tribunal Superior Electoral; la
lucha contra la preservación del convenio con la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, como forma de asegurar la defensa de los derechos
atropellados por los poderes fácticos gobernantes, nos exige lucidez de mente,
claridad de principios, y unión de esfuerzos, y de voluntad decidida para no
permitir que siga habiendo impunidad ni más desafueros de las llamadas artes
cortes.
Además, será
necesario que vayamos contemplando la necesidad y la posibilidad, en un futuro
próximo de cambiar la Constitución, no para promover la reelección de Danilo
Medina o de otros gobernantes, sino para proponer, entre otras cosas, la
eliminación del Tribunal Constitucional, del Tribunal Superior Electoral, de
una de las dos cámaras. Será necesario además, la ruptura con el método de
elección de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, pues mientras su
elección esté dependiendo del poder partidario de turno, no habrá real
independencia de ese importante poder del Estado.
Es tiempo de aunar
esfuerzos nacionales, isleños e internacionales para que prevalezca el derecho
de las y los más empobrecidos que habitan el territorio isleño: los derechos y
deberes de dominicanos y de los haitianos. Eso supone unir esfuerzos comunes
para luchar contra los abusos de la alianza de una élite que sigue lucrándose
con el trabajo explotador de las y los más débiles y con un dolor humano sin
límite.
Se hace urgente la
alianza táctica entre el sector educativo, el sector de la prensa consciente,
las organizaciones defensoras de los derechos humanos, tanto a nivel nacional,
como a nivel isleño, caribeño, latinoamericano y mundial. Pues es necesario
mantener la esperanza y la utopía de que es posible la construcción de un mejor
país; pues, tal como señaló el profeta bíblico Amós, es necesario, “Que
fluya el derecho como agua y la justicia como un río inagotable” (Am 5,24).
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