Por
Eugenio Sano Breton
La navidad es la época más
bella para los dominicanos y muchos habitantes del mundo. En esta época nació
el niño Jesús, el mesías esperado por el pueblo de Israel. Su llegada significaba
la esperanza de libertad y prosperidad de un pueblo intervenido, subyugado y
sometido por fuerzas extranjeras y por la oligarquía religiosa y política de la
época.
Para estos tiempos la
navidad también es símbolo de alegría, de esperanza, de sueño, de planes y
proyecciones. Es época de compartir con la familia, los amigos, compañeros de
trabajo y de organizaciones, pero también es tiempo de trazarse metas, de
evaluar y de reflexionar sobre la vida que llevamos y del cumplimiento de
nuestras responsabilidades personales, familiares y sociales.
También debemos reflexionar
sobre las tantas noticias trágicas, de guerras, corrupción administrativa,
denuncia de funcionarios ladrones de fondos públicos, de enriquecimiento fruto
de acciones de narcotráfico y lavado, crímenes y sicariato.
Así también vemos y
padecemos la enorme cantidad de problemas sociales, sin atender por las
autoridades pertinente, como la proliferación del VIH, los embarazos en
adolescentes, el insuficiente suministro de agua potable, la crisis en los
hospitales por mala administración y pocos recursos, los montones de basura en
las calles, la inseguridad ciudadana, la impunidad en los tribunales, los altos
precios de los productos de primera necesidad, los bajos salarios, los
apagones, entre otros.
Junto a esto la gran
cantidad de aspirantes a cargos públicos electivos, muchos de los cuales nunca
han dado muestra de interés social, otros han estado en posiciones
públicas y no han satisfecho las
expectativas de la población y quieren seguir en el cargo o cambiar a otro.
Pero la esperanza de la
navidad se mantiene, porque está en nuestros corazones, en nuestros pensamientos
y en la actuación de muchos dominicanos y dominicanas que trabajan decididamente
por una sociedad más justa, por un mejor ambiente y por una vida más digna para
toda la población.
Vemos esperanza también en
las luchas constantes de un pueblo que se revela y exige sus reivindicaciones,
que lucha por la preservación del medio ambiente. Que protesta en contra del
intento de explotación de Loma Miranda, que protesta en contra de la corrupción
y desfalco del estado.
La navidad es esperanza,
pero esa esperanza que construimos cada día con nuestro compromiso como
ciudadanos y ciudadanas que luchamos por el bien de nuestras familias y por el
bien de nuestra comunidad, promoviendo relaciones basadas en valores éticos, de
responsabilidad y trabajo.
Siempre a favor de las
grandes mayoría y en contra de las actuaciones dolosa que niegan la dignidad de
las personas.
Hagamos la verdadera navidad,
esa que se disfruta y se celebra por los logros sociales y por impedirle el
paso a los que solo quieren sacar provecho de los pobres y de los pueblos, sin
ningún tipo de escrúpulo.
Felicidades hermanos y
hermanas Haineros, Hainera, dominicanos y dominicanas y a construir juntos y
juntas la navidad que nos garantizara la esperanza de verdadera prosperidad
para la familias y la sociedad.
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