Por Eugenio Sano Breton
En
Haina los munícipes tienen muchas dificultades para trasladarse en vehículos.
La mayoría de las calles están llenas de baches y son estrechas, inclinadas con
curvas y llenas de policías, badenes y muros (policías acostados).
La
falta de capacidad para definir una solución efectiva a los constantes accidentes
de tránsitos provocados, fundamentalmente por los motoristas es lo que ha traído
como consecuencia los muros a granel y reductores en todas las calles. No sabiendo
que, en estos casos la medicina utilizada es dañina para el resto de la
sociedad.
Por
otro lado, la ausencia de planes de crecimiento y expansión municipal son pura
expresión de la falta de una autoridad capaz de que velar por el buen vivir y
el buen uso de los espacios públicos. Esta situación es la que ha provocado los
innúmeros problemas de tránsito. También es la causa de la gran cantidad de calles
estrechas, que más bien parecen caminos vecinales o callejones sin aceras, ni
contenes adecuados.
En
las últimas tres décadas en Haina solo ha habido asfaltados de calles en tres
ocasiones, en el año 1996, previo a las elecciones; en el años 2001 pasadas las
elecciones y luego la última en el año 2016 previo a las elecciones. Como dos
de las tres jornadas han estado relacionadas con la campaña electoral, los
trabajos no han sido suficientes ni en la cantidad ni en la calidad requerida.
Pero
está claro que los reductores, muros (policía acostado) y badenes son expresión
de dejadez, de tomar el camino más fácil, falta de autoridad o ausencia de
capacidad para plantear una solución efectiva a problemas público, que afectan
a la gran mayoría.
Además
de la estrechez de las calles, las pocas y estrechas aceras o paseo peatonal
son tomados por los negocios, talleres y entradas de marquesinas. Los moto-conchitas
ocupan media calle, en cada parada. En las calles de doble vía, del centro de
la ciudad, no se puede conducir, pues se permite el estacionamiento de ambos
lados. Todos los días se hace entaponamientos en el Cruce de Haina (calles Sánchez
y Duarte), en la calle la Caoba y la entrada de Villa Penca y Villa Lisa y
nadie plantea nada para corregir.
Todos
estos cotidianos y molestosos acontecimientos son más que suficientes para
afirmar que en Haina, no hay, ni ha habido autoridad. Pues problemas cruciales
que tienen que ven con la convivencia municipal pasan desapercibido y empeoran
sin preocupación de los que fueron electos o designados para buscar solución.
Creo
que es tiempo de que las autoridades despierten y caminen en sus vehículos por
cualquier calle o callejón de Haina para que se enteren de lo difícil que es
movilizarse en un vehículo. Pero sobre todo para que decidan hacerle frente a
estos problemas que afectan la vida diaria de los munícipes.
También
las organizaciones sociales, empresariales, comunitarias y religiosas deben
unirse y reclamar que en Haina se Planifique el desarrollo y se le ponga
atención a los problemas que afectan el bienestar y la convivencia municipal.
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