Por Eugenio
Sanó Bretón
A medida que se aproxima el año 2016,
los aprestos electoreros se acrecientan y las aspiraciones a cargos electivos
públicos se hacen cada vez más notable. Es esta la causa de la enorme cantidad
de vayas, carteles y anuncios televisivos. También de celebraciones
politiqueras tales como Día de las Madres, apoyo a actividades sociales, artísticas
y deportivas. No se quedan atrás las recetas y otras prebendas clientelares.
Es muy triste ver como los pre-candidatos,
en su mayoría funcionarios públicos, abandonan sus funciones y sus deberes,
para dedicarse a la campaña violando el artículo 87 de la Ley Electoral que establece
que el inicio de las campañas electorales debe producirse 90 días antes de la
fecha de los comicios. Además se mantienen cobrando sus altos sueldos sin la
dedicación debida, en algunos casos, posiblemente, usando recursos públicos.
La pregunta de los ciudadanos es, ¿por
qué no renuncian a sus puestos?. Eso es lo lógico, si quieren demostrar que son
figuras honestas, confiables, trabajadoras y preocupadas por la sociedad. Pero
no, más bien lo que aspiran es mantenerse en el puesto o cambiar a otro.
La intención de mantenerse en el
poder, desde el puesto que ostentan u otro más alto o más bajo, es lo que los
obliga a hacer lo que se le ha llamado “Reciclaje Político”. En otras palabras,
agotaron una gestión o una función y desean seguir hacia adelante con otra posición.
De esta manera se encuentran regidores,
que quieren ser alcalde o diputados, alcalde que quieren ser diputados o
regidores. También diputados que quieren ser alcalde o regidores y ex/alcalde,
ex/regidores y ex/diputados que quieren ser diputados, regidores o alcalde.
Es todo un juego de palabra, difícil
de entender, pero con intención bien clara. Y la segunda pregunta cae como
anillo al dedo. ¿Cuál es el melao que
tienen estos puestos de regidores, alcalde, diputados y senadores que todos los
quieren?.
Al parecer el negocio de la politiquería
no es tan malo o bien merece la pena sacrificarse por el servicio social que se
ejerce desde estos puestos para el bienestar del pueblo y su gente. Esa gente a
la que se le promete en cada campaña lo que no se la va a conceder, esa gente
que es utilizada y se le arriesga su vida y su salud a cambio del ofrecimiento
de un chequecito o de una caja en navidad.
Ahora viene la tercera pregunta ¿cuál
ha sido el resultado de la labor de estos funcionarios (regidores, alcalde,
diputados, senadores ex-regidores, ex-alcalde, ex-diputados y ex-senadores) en sus funciones
públicas. Cómo se caracterizó la gestión que desempeñaron, cuáles fueron los
beneficios o aportes sociales de la gestión desarrollada, con qué nivel ética y
transparencia manejaron los recursos y en que mejoro la vida en la población fruto
de su gestión.
De ante mano se puede decir que existen funcionarios y ex
funcionarios públicos electos, que realizan y han realizado con mucho empeño y
pulcritud sus funciones y que bien son merecedores de otra oportunidad en la
función pública.
Le queda a usted amigo lector evaluar
cuáles son esos o esas que se han ganado tu voto, no por los beneficios
personales que te hayan concedido, ni por tu simpatía partidaria, sino por el
cumplimiento de sus funciones con el nivel de entrega, ética, transparencia y
calidad requerida.
Es un buen análisis. Ahora es necesario articular las conciencias y las prácticas sociales alternativas para articular un proyecto político pensado desde las bases de la sociedad, desde los sectores empobrecidos y conscientes.
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