Eugenio Sanó Bretón
“El
peor analfabeto, es el analfabeto político; no oye, no habla ni
participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la
vida, el precio de los frijoles, del pescado, de la harina, del
alquiler, del calzado y de las medicinas dependen de las decisiones
políticas” (B. Brecht).
El próximo lunes, 8 de
septiembre, se celebra el Día Internacional de La Alfabetización. Este año la
celebración tiene como lema: “La alfabetización y el desarrollo sostenible”.
Este acontecimiento nos da la oportunidad de hacer una reflexión sobre las
fortalezas, oportunidades y debilidades del Plan Nacional de Alfabetización
Quisqueya Aprende Contigo. Este es un plan único en la historia de la
República, pues antes no se había desarrollado otro con esta magnitud,
organización, descentralización e integración social.
Este proceso se ha
caracterizado, desde el inicio, por contar con un conjunto de elementos que le
han garantizado sus importantes aportes; entre éstos podemos señalar: la amplia
integración de los diferentes sectores sociales, la motivación de las personas
analfabetas para alfabetizarse, la disposición de una estructura nacional
operativa para facilitar el proceso administrativo y de ejecución; la
disposición de materiales educativos; la disposición de recursos financieros y
económicos para el proceso y la efectiva campaña de promoción. Esto además de
contar con decenas de miles de personas voluntarias que han decidido aportar a
este proceso patriótico.
Atendiendo al llamado
y al compromiso del presidente de la República, Lic. Danilo Medina, el Plan dio
inicio el 7 de enero del 2013, sin estar aún preparadas todas las condiciones
requeridas para su despegue. El entusiasmo y las expectativas de las personas
iletradas y de las personas facilitadoras y voluntarias, era tal que las
dificultades organizativas fueron tomadas como irrelevantes.
El objetivo principal
del Plan Nacional de Alfabetización es avanzar en la superación del
analfabetismo del país, en un plazo de dos años. Es decir, reducir
considerablemente el número de personas analfabetas y de personas que continúen
su educación básica.
El Plan contempla
también otros cuatro objetivos. Los mismos están referidos a la continuidad
educativa de las personas que se alfabetizan, la formación técnica laboral, la
promoción de la economía solidaria y el fortalecimiento de las organizaciones
sociales y comunitarias.
El énfasis del proceso
ha estado centrado en el primer objetivo y por ello el afán, de todas las
personas y entidades involucradas, de formar núcleos de alfabetización y ayudar
a la gente a dar los primeros pasos en el aprendizaje de la lectura y la
escritura. Esto es fundamental, pero no es, ni puede ser el único propósito,
pues la alfabetización no es un fin en sí misma.
Si bien se deben
alcanzar las metas cuantitativas, es mucho más importante, aún, alcanzar
propósitos cualitativos y en esta parte no se ha puesto suficiente énfasis,
todavía.
En un país como
República Dominicana, con un alto índice de empobrecimiento, marginación
social, violencia intrafamiliar, con unas acciones permanentes de
deterioro y agresión del medio ambiente y con una población con un alto desconocimiento
de sus derechos y deberes, la alfabetización debe servir de base para la
concientización social, para la reflexión y como un impulso para la
transformación de esta realidad.
La alfabetización es
un proceso que busca sentar las bases para el desarrollo y el crecimiento del
ser humano, sobre todo de los sectores sociales más empobrecidos y excluidos.
Busca también el desarrollo de un pensamiento crítico y responsable consigo mismo,
con la sociedad, con el cuidado de la naturaleza y los seres vivos. En sentido
general la alfabetización busca la liberación de los seres humanos y su
participación responsable en la construcción de una sociedad digna.
Consideramos que es
pertinente que en el marco del Plan Quisqueya Aprende Contigo la
Alfabetización se conciba y se proyecte como la parte inicial de un proceso
educativo amplio, integral y a largo plazo. Que está dirigido a las personas
excluidas que, por alguna razón, están desprovistas del conocimiento de la
lecto-escritura, pero que suelen tener una riqueza de experiencias y
conocimientos en muchos ámbitos de la vida. Por lo tanto, es necesario superar
la visión de ver a la alfabetización como un fin en sí misma.
Es necesario
tomar en cuenta que las personas que alfabetizan, provienen regularmente
de los mismos sectores que las alfabetizadas; viven las mismas carencias y
muchas veces comparten los mismos desconocimientos de sus derechos y de
su realidad. Por eso es necesario fortalecer los procesos de formación de las y
los facilitadores, desde una perspectiva de derecho y compromiso
ético-ciudadano.
Se requiere,
además, que todas las personas involucradas en el proceso de
alfabetización o educación inicial de personas jóvenes y adultas, participen
también en un proceso formativo planificado y permanente. Que el mismo pueda
ayudar a desarrollar las capacidades, que le permitan estar preparadas para
responder a las necesidades del grupo y poder impulsar los cambios a los que
está llamado en el proceso que desarrolla.
El Plan Nacional de
Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo ha dado hasta ahora un significativo
aporte al proceso educativo de las personas mayores de 15 años; sin embargo,
debe dar un giro y hacer más énfasis en la calidad y en la equidad educativas,
que se han de lograr con un efectivo plan de formación de todas las personas
involucradas en el proceso, con la implementación de una metodología
participativa e incluyente, con un seguimiento continuo, solidario, y con un enfoque
de derechos que promueva la conciencia crítica y el desarrollo de la
responsabilidad social, familiar y personal, en el marco de la construcción de
un proyecto de Vida Digna
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