Nerys García Cuevas, 16-9-16
El pasado día 8 de septiembre se celebró el 50
aniversario de la declaración del
Día Internacional de la Alfabetización (1966-2016), por la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Este
año, dicha celebración tuvo como lema: “Leer el pasado, para escribir el
futuro”. Esta es una fecha que nos recuerda que muchas personas, en pleno siglo
21, no saben leer ni escribir y que por lo tanto no han tenido acceso al
derecho a una educación básica digna.
La directora general
de la UNESCO, ha expresado, con motivo de la celebración del día internacional
de la alfabetización, 2016, que,
El mundo ha cambiado
desde 1966, pero nuestra determinación de proporcionar a cada mujer y a cada
hombre las competencias, las capacidades y las oportunidades necesarias para
hacer realidad sus aspiraciones, en la dignidad y el respeto, sigue siendo
inquebrantable. La alfabetización es la base para construir un futuro más
sostenible para todos.
. De hecho,
facilitar la oportunidad de una buena educación es una forma de reconocer, con
respeto y dignidad, el derecho adquirido de las personas jóvenes y adultos a
una educación digna y de calidad.
Un conjunto de organizaciones sociales de la
provincia de San Cristóbal que han estado envueltas en las labores del Plan
Nacional de Alfabetización y que han contado con la colaboración de algunas organizaciones
de otras provincias del país han asumido lo que se ha llamado las “Iniciativas de
Apoyo a la Continuidad Educativa en la Educación de Personas Jóvenes y Adultas”
(IACEPJA). Estas organizaciones han decidido
apoyar la continuidad educativa y el reclamo en este sentido de las y los
participantes ante las autoridades educativas locales, ante el Ministerio de
Educación y ante la Dirección de los Programas Especiales de la Presidencia
(DIGEPEP).
Las organizaciones exigen que se ponga en
práctica lo expresado en el
decreto 546-12 del Poder Ejecutivo, de fecha 7 de septiembre del 2012, que
señaló que el Plan Nacional de
Alfabetización se inscribe dentro de una estrategia de superación de la miseria
y de la pobreza y que es, por tanto, un instrumento de inclusión social (Art.
4). Queremos que las propuestas del decreto no se queden en simples
declaraciones, cuando señaló: “El seguimiento de las personas
alfabetizadas contemplará facilidades para avanzar en la educación básica,
media, vocacional y para el trabajo. Además, incluirá (…), el acceso al
financiamiento y apoyo técnico para desarrollar emprendimientos individuales,
en forma de cooperativas o de asociaciones, entre otras oportunidades de
mejoramiento de la calidad de vida” (art. 5).
La
falta de apoyo real a la continuidad educativa de las personas y de los grupos
que comenzaron a alfabetizarse en enero del 2013, por parte del Ministerio de
Educación y de la Dirección de Programas
Especiales de la Presidencia, son señales claras que está dando el gobierno de
que hasta ahora su principal objetivo son de orden numérico; se trata, en su
lógica equivocada, de bajar los números del analfabetismo a un 5% o menos,
porque de esa manera, supuestamente, la UNESCO declararía el país “libre de
analfabetismo”.
Ante el
intento de la política gubernamental de centrarse en metas numéricas, reconocemos la imposibilidad real de declarar
el país “libre de analfabetismo”, por la sencilla razón de que el analfabetismo
y la baja escolaridad tienen causas y raíces sociales, económicas y políticas,
que no se superan solo con los procesos de aprendizaje y enseñanza. Más bien,
habría que reconocer que la mejor manera de celebrar los avances en estos
procesos educativos, es dándole a la gente la oportunidad de continuar
estudiando y ofrecerles una educación para la vida y el trabajo, con calidad y
dignidad.
A partir de todas las oportunidades
que ha abierto el Plan Nacional de
Alfabetización no queremos que éste corra el peligro de convertirse en una
simple campaña coyuntural, como ha sucedido en el pasado en el país y en otros
lugares de América Latina y el Caribe. Los resultados finales en esos casos son
bien conocidos: después de un tiempo relativamente corto las personas que
iniciaron el proceso de aprendizaje vuelven hacia atrás y olvidan lo aprendido,
creando frustraciones, pérdida de tiempo, de esperanzas, de esfuerzos y de recursos
económicos.
Las personas
y organizaciones
articuladas en torno a las Iniciativas de Apoyo a la Continuidad Educativa en la Educación de Personas
Jóvenes y Adultas (IACEPJA), continuaremos la lucha para que no se detenga
el proceso de aprendizaje por la ausencia de condiciones para el mismo, por la
falta de inversión y decisión del gobierno central y del Ministerio de
Educación, pues una buena parte de los más de 200 mil egresados y egresadas de
los núcleos de aprendizaje del 2013 y los más de 500 mil de los años 2014 y
2015, están esperando la continuidad educativa y tienen derecho a exigir que se
invierta en su educación una parte de los recursos del 4%.
Ante un gobierno que no da
señales claras de tener la voluntad social ni política en darle continuidad al
proceso educativo y cultural iniciado en
el contexto del Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, se
hace necesario el empoderamiento de las comunidades, de las y los alfabetizados,
de los grupos organizados de la sociedad, y de la prensa crítica, para exigir
el derecho a la continuidad y a una educación digna, no solo para las niñas,
niños y adolescentes, sino también para las personas jóvenes y adultas.
Como
organizaciones comprometidas con la educación de personas jóvenes y adultas queremos
expresar la firme decisión de continuar con nuestra lucha hasta lograr avanzar
en nuestros objetivos, pues tal como señaló el maestro Paulo Freire: “Podemos
entender la alfabetización como la conquista que hace cada ser humano de su propia
palabra, lo que ciertamente conlleva la conciencia del derecho a decir su palabra”.
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