Por Eugenio Sanó Bretón
Los pagos de sobornos de Odebrecht son, sin lugar a dudas, los
actos de corrupción más grande que ha tenido la República Dominicana. El esclarecimiento
y la aplicación de las debida sanciones contribuirán con el fortalecimiento de
las instituciones estatales y la aplicación de justicia.
La ausencia de medidas drásticas para los que cometen actos
de corrupción, convierte en cómplice a los que están llamados a aplicar las
leyes, pero también a los que desde afuera se quedan pasivos sin reclamar.
Los actos de corrupción atentan contra la democracia, la justicia
social, los derechos de los más desposeídos y sobre todo acrecientan la pobreza
y la marginación social. Por ello es obligatorio que todos los sectores
sociales participen y reclamen el esclarecimiento de cada caso, las sanciones a
los culpables y la recuperación del dinero envuelto. También que se tomen las
medidas efectivas para prevenir y erradicar esta conducta.
Pero esto no es tarea de los corruptos, ni de sus cómplices. Esto
es tarea de los ciudadanos que con sentido humano entienden, los daños que
causa esta criminal conducta a la sociedad. También es tarea de toda la población
afectada. Me refiero a todos los que sufren los carentes y malos servicios públicos
y todos los afectados por ausencia de políticas públicas que contribuyen con el
bienestar y progreso del país y sus ciudadanos.
La marcha organizada por un grupo de organizaciones sociales es
una oportunidad, pero no puede, ni debe considerarse la única alternativa. Desde
cada municipio, cada provincia y cada región deben combatirse los actos de corrupción
que allí se presentan. Debe también descubrirse los actos de corrupción que se
dan en las entidades públicas, privadas, comunitarias y eclesiales, pero también
deben descubrirse y sancionarse los actos de corrupción de entidades grandes,
mediana y pequeña. Todo acto de corrupción es un atentado contra la vida de una
parte de la población, que sufre las consecuencias.
La puesta a la luz pública de los sobornos de odebrecht,
deben servir para iniciar un proceso que rompa de manera definitiva esta práctica.
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